Comedia dramática en la que madre e hija se mudan a un apartamento chico en Paris mientras buscan otro. Akerman vuelve a intentar la comedia después Un diván à New York (1996). Ahora definitivamente deja en claro que no es lo suyo. Porque hay serios problemas de escritura de guión, los personajes de sutiles pasan a intrascendentes, la neurosis burguesa se agota inmediatamente como tema, las actuaciones tienen un grado de artificio tenue y los diálogos quieren ser ingeniosos. Por consiguiente la imagen deviene meramente ilustrativa o manierista.