Comedia en la que un paparazzi toma como asistente a un joven de la calle que se convierte en estrella en New York. Luego de las espantosas The Real Blonde (1997) y Double Whammy (2001), Tom DiCillo recupera algo de dignidad, aunque a decir verdad sus primeros films tampoco eran una maravilla, apenas simpáticos. Por primera vez su preciosista fotografía, sátira a mitad de camino de la parodia y ligeros toques dramáticos encuentran validez en el tono fábula. De esta forma los marginales, excesos visuales y contactos con la realidad son más auténticos y el humor, más efectivo. Claro que Steve Buscemi ya es toda una entidad de los personajes ariscos, Michael Pitt hace creíble a un homeless atento y Alison Loham es una caricatura de Barbie vulnerable al interior. En retrato de las fiestas de celebridades, los eventos, el sector vip, las operaciones de corrección de dirección de miembro y la lucha contra las enfermedades venéreas hay una auténtica malicia. Pero la película no es ligera como insinúa ni tan profunda como pretende. Aun así tal vez sea el mejor trabajo de DiCillo hasta la fecha.