Historia de amor de un soldado americano y una chica de familia adinerada que se conocen en North Carolina en el año 2001. Adaptación de la novela de Nicholas Sparks. La reproducción ideológica que experimenta los Estados Unidos en este momento hace que refloten viejos argumentos del melodrama sin un ápice de distancia o ironía: relación a distancia, amor en los tiempos de guerra, separación reconciliada. Afortunadamente Lasse Hallström es un director capaz de desdramatizar planteos manipuladores, sabe desenvolverse con los argumentos más arcaicos, puntuar ciertos hallazgos visuales y extraer honestidad de los actores. En consecuencia el amor nunca se despega de situaciones sencillas bellas, Channing Tatum sorprende cuando quiebra la voz, la escena de sexo está resuelta con una sensibilidad poco habitual, Amanda Seyfried hace creíble un personaje que es un anacronismo viviente y el último tercio sorprende porque asume el paso del tiempo. La fotografía de Terry Stacey nos regala una imagen de la lágrima que no puede caer atrapada en los ojos de la protagonista acostada de perfil y a contraluz. Hallström vuelve a tener el favor de la taquilla en Hollywood con el más anacrónico de sus filmes y un público mucho más joven.