Cuento de terror y ciencia ficción en el que un genio adolescente revive a su amiga muerta con el chip de un robot en un pueblo ficticio de California. Craven elude las posibilidades de la historia (el fatalismo de Vertigo (1958), la leyenda de Frankenstein) para resolver al film como un simple ejercicio de body count y caza de monstruo. La presentación del robot inteligente del protagonista ocupa casi media hora, pero de poco sirve. Quita fuerza a la historia de amor e irracionalidad al horror. Las secuencias de los asesinatos (la pesadilla del padre apuñalado, la explosión de la cabeza con una pelota) muestran que Craven conserva la capacidad para sorprender. La resolución tiene una pizca de malicia al igual que A Nightmare on Elm Street (1984).