Film de yakuzas en el que un policía y un yakuza de descendencia china se enfrentan a la mafia japonesa. El film tiene un arranque espectacular, una parte media mucho más convencional y una resolución increíble. Miike muestra un impresionante manejo del ritmo cinematográfico y de los tres elementos clave del cine de acción oriental: la espectacularidad, la ironía y la trascendencia. Como policial su film es totalmente desmitificador en la forma de combinar perversiones de todo tipo con dramas familiares y agregarle al final un delirio fantástico. Uno de sus secretos es la mirada distante que adopta en la mayoría de los planos que se burla de los convencionalismos y escapa a la puesta en escena habitual del plano y contraplano. El final es por lo que será recordada esta película puede calificárselo de delirante, paródico o surreal. Se empareja con la larga secuencia del principio llena de violencia, sangre, sexo y drogas. Y se contrasta con la parte media en la que una sola secuencia de acción aparece (la masacre en el restaurant).