Drama en el que un médico hace investigaciones para el gobierno sobre enfermedades en un pueblo de Turkmenistán en un futuro cercano. Aleksandr Sokurov hace una operación inversa a toda adaptación de una novela (en este caso de los hermanos Strugatskiy). En vez de explicar y simplificar, deja todas las conexiones y posibilidades abiertas. Una vez que nos acostumbramos a la temporalidad de las escenas, a los virajes de la fotografía y a la autosuficiencia de las acciones, nos encontramos con una de las pocas obras maestras de la década de 1980.