Documental en el que el boxeador Walter Cartier se prepara para una pelea en New York. El cortometraje sólo sirve para ilustrar lo obvio (el desayuno, ir a misa, almuerzo en su restaurant favorito, la llegada al estadio, la pelea) y la voz del narrador, sólo para subrayarlo. La falta de sonido directo da como resultado la falta de atmósfera de “día de la pelea” (además del hecho que las escenas previas no fueron filmadas el día de la pelea).