Drama en el que tres estudiantes universitarios toman distintos caminos a lo largo de un año en Buenos Aires en 1957. Guión de David Viñas. La película da un muestrario de la juventud argentina y (lateralmente) de la decadencia de la industria cinematográfica de la década de 1960. El modelo sigue siendo La dolce vitta (1960) y el juego autorreferencial va por momentos camino a 8 ½ (1963), pero Martínez Suárez es más rígido y los efectos más calculados. La presencia de Lautaro Murúa resulta fundamental. Los tres personajes muestran al deportista desclasado, el estudiante judío y al hijo de productor arrogante. La carrera de bicicletas filmada y relatada en vivo un domingo a la mañana es autódromo o estudio cinematográfico a cielo abierto. Aun con la pudorosa distancia al borde de la mirada prejuiciosa, el film acentúa el esquema de tres en el cine argentino. Los personajes secundarios, con la morocha a la cabeza y los cameos en la pasarela, los reportajes al pasar, la Calle corrientes.