Cuento de terror en el que una pareja de náufragos llegan a un pueblo pesquero habitado por hombres deformes en la costa de España. Basado en un cuento de H. P. Lovecraft. Gordon regresa al terreno que mejor conoce, los cuentos de terror simples, puros y directos. Lugar en el que ha dado sus mejores trabajos, Dolls (1987) y Castle Freak (1995). La concepción realista de la puesta en escena, a partir de mucha cámara al hombro y de la poca incidencia de la música, se adapta sin problemas al espíritu de los horrores profundos de Lovecraft. Sin poner tanto énfasis en las muertes o el gore, pero sí en el ritmo y la acción , el film aprovecha la oscuridad, la lluvia y la ambientación para componer un modesto poema gótico. Algunos elementos agregan un oportuno sentido del humor tragicómico (al protagonista le sale todo mal, la caracterización de los hombres pez, la secuencia en la habitación del hotel) que no se transforma en paródico como en Re-Animator (1985) o From Beyond (1986). Las pesadillas del protagonista con una mujer y los flashbacks sobre el origen de la maldición del pueblo ayudan a estirar la duración a 90 minutos, pero no resultan gratuitos. Aunque sus actuaciones están lejos de ser ideales, Ezra Godden y Raquel Meroño recuerdan vagamente a la pareja de Jeffrey Combs y Barbara Crampton. Si bien la resolución cae en el lugar común del ritual demoníaco con sacrificio de mujer, deja a la imaginación la “violación” y la última imagen en el agua es bella. Gordon sigue simplificando las formas para devolverle sus raíces al género de terror. El proyecto de la productora Fantastic Factory puede hacer un verdadero aporte al género si confía en sus autores.