Comedia de terror en el que una criatura marina ataca a un barco de desertores cubanos que se dirige a los Estados Unidos. La película no juega con el terror o el suspenso, sino que se plantea como una broma que el capitán del barco hace a los tripulantes para apoderarse de un tesoro. Pero una vez que el monstruo muestra, su apariencia es absolutamente ridícula. Las escenas bajo del agua son deudoras de Jack Arnold.