Cuatro historias eróticas ambientadas en diferentes épocas históricas. Borowiczyk se pone en un lugar único entre el cine de arte y explotación. Dejándose llevar por los detalles y la belleza sabe que en el sexo es imposible la totalidad. Los segmentos: un joven le enseña a su prima sexo oral (adaptación de La marée de André Pieyre de Mandiargues) y una chica se masturba con imágenes de relojeros del siglo XIX son los mejores. La condesa que se baña en sangre de vírgenes del siglo XVI y la hija del Papa en una orgía incestuosa del siglo XV son tan gratuitos como excesivos.