Comedia dramática en la que un adolescente trabaja en la veterinaria de su hermano mayor y conoce a una chica en Buenos Aires. Acuña da un paso adelante respecto a Nadar solo (2003) gracias a un guión más articulado, a unas actuaciones más afiladas y a una trama que entra de lleno en el tema de la decepción. Pero eso no quita la sensación de estar viendo prácticamente la misma película. Aun así, la habilidad para insertar una escena de “deseo” y la inteligencia para dejar lugar a lo no dicho hacen del film un mejor acercamiento al minimalismo que su ópera prima.