Cuento de terror en el que una niña de 12 años es la principal sospechosa del asesinato de su hermana menor durante su comunión en Paterson, New Jersey en 1963. El film trata de recurrir a giros propios del thriller, pero no pueden esconder la simple manipulación, y a símbolos religiosos, aunque sin un serio cuestionamiento a la iglesia. Lo cierto es que no resulta demasiado placentero casi dos horas de gritos, llantos, peleas y personajes desagradables, más allá de que en el tercio final levanta el nivel. La mayoría de los cuatro asesinatos están resueltos mediante violentas puñaladas.
Si Black Christmas (1974) introdujo al slasher una tipología de personajes que sería recurrente, Communion se adelanta a Halloween (1978) en la utilización aterradora de la máscara. Si bien el film está bastante cerca del giallo italiano y el drama familiar no conecta con la ligereza del slasher, no puede negarse su pertenencia, ya sea por el móvil del asesino, la celebración de una ocasión especial (la comunión) y el misterio por la identidad. La dosis de truculencia, la descentralización de la puesta en escena y algunas gotas de realismo sucio le dan un clima de constante extrañeza. Tal vez resuelve el misterio un poco antes de lo deseable, pero está en función de la teatralidad de la resolución.