Documental en el que Oliver Stone entrevista a Fidel Castro en La Habana en febrero de 2002. Sabedor Stone de que Casto es un entrevistado lúcido, de que la verborragia de su personaje es superior y de que no puede ponerse a su misma altura, solamente se dedica a acompañarlo y hacer preguntas de cajón. Así, se pasa por todos los temas previsibles (la revolución, el Che Guevara, el conflicto de los misiles, Kennedy y Nixon) sin un ápice de novedad, revelación u originalidad. Aún así hay lugar para la inteligencia de Castro al decir que es más razonable que haya un McDonald’s en Cuba que en la India y al detectar que en Estados Unidos la palabra seguridad es sagrada. Cuando Stone utiliza el montaje para desmentir las palabras o los hechos (el discurso, las zapatillas Nike, la negación de las torturas) quedan expuestas las limitaciones de la propuesta. Cuando trata de incursionar en temas personales (el cine, las actrices, la traición del Che, la vida amorosa) queda en ridículo. Mientras pasaba tiempo en el purgatorio o pagaba deudas por Any Given Sunday (1999) Stone hace turismo pseudo periodístico.