Comedia de terror en la que un pintor utiliza sangre en sus obras y empieza a matar para conseguirla en Florida. El film funciona como comentario de la necesidad de shock y violencia en el arte contemporáneo y como testimonio de la muerte de un estilo de vida (la sociedad americana de la década de 1950) que no podía sostenerse por hipócrita. Los tres asesinatos resultan bastante flojos. La película es la menos sangrienta de la trilogía gore iniciática de Herschell Gordon Lewis.