Drama erótico en el que dos chicas consiguen trabajo en una empresa y tratan de manipular a sus directivos en Paris. Si bien las actuaciones, la puesta en escena y los decorados parecen sacados de una película erótica de clase B, Brisseau tiene la valentía de hacer un film sobre el sexo, el dinero y el poder que no cae en lugares comunes. Como siempre la coartada son los clásicos: Vivaldi pone la música clásica en los momentos clave, Sade aporta el mal y la perversión en estado puro y la escena de la orgía que recuerda a Eyes Wide Shut (1999). Y, por supuesto, cuanta con un par de actrices magnéticas.