Drama criminal en el que en que un cazador furtivo malvive en los bosques de Tennessee. Adaptación de la novela de Cormac McCarthy. Una de las características recurrentes de las adaptaciones de novela de Franco es que no pueden despegarse de la literalidad de los hechos. Y su talento como director es poco lo que les puede agregar. La falta de transparencia en sus imágenes se deja ver desde el primer hasta el último plano. La distancia en la novela de McCarthy era todo. Aquí esa distancia no existe. Sí, Scott Haze en el papel protagónico parece poseído por su personaje, pero llega un momento que su interpretación se convierte en un festival de muecas y gruñidos. Franco decide filmarlo como a un extraño, como una criatura desde el principio. Tal vez si la película es vista como psycho thriller puede shoquear, pero las escenas de necrofilia y asesinato (como en la novela) no son el centro del relato.