Psycho thriller en el que un taxista secuestra y asesina mujeres con la ayuda de un niño que tiene capturado en una casa en Norteamérica. La herencia gótica, la casa y el encierro propician la irrupción del horror en el hogar. Las películas de Jennifer Chambers Lynch son más truculentas que las de su padre David porque el costado afectivo es mucho más cruel. En este caso los asesinatos quedan en segundo plano y el salto narrativo temporal es lo que más impresiona. El personaje irredimible de Vincent D’Onofrio, los flashbacks que no agregan demasiado, la resolución precipitada y la tendencia exploitation se anulan en un original punto de partida que va a ser tomado en el rapto del comienzo de Split (2016) de M. Night Shyamalan. Por momentos la película se vuelve insoportable.