Comedia dramática en la que un hombre mayor se obsesiona con su joven novia en Paris. Buñuel destruye todas las convenciones del verosímil fílmico al darle el papel de la joven a dos actrices diferentes (que multiplican las dualidades y eliminan todas las certezas). El film nos muestra su habilidad para la tragicomedia, hasta tal punto que uno puede compadecerse de un viejo burgués perverso. La historia no tiene fin. La quemadura del celuloide en el final, último plano de la filmografía de Buñuel, es el lógico cierre de su obra.