Cuento de terror en el que una diseñadora de modas serbia cree que se trasforma en gata y no puede besar a su esposo por temor a matarlo en New York. La ambigüedad fantástica de la historia y el choque implícito entre dos posturas de entender al género de terror no nos priva en la creencia por lo sobrenatural, mucho más atractiva que su presencia explícita. Las tres excelentes secuencias de la persecución en la calle, las sombras que se reflejan en la pileta y el acoso en el trabajo hacen de la sugerencia y la sutileza su principal virtud.