Melodrama en el que el dueño de un boliche de feria se enamora de una cantante más joven en Los Angeles. Si bien Corman no tuvo tiempo de hacer el montaje final (algo que se observa en “excesiva” duración 78 minutos y en el hecho de que por momentos el film carece de ritmo) de a poco nos va metiendo en el drama. Así, la caída espiritual del protagonista y su imagen convertido en payaso dan espesor a la tragedia. La strada (1954) de Fellini no está lejos de este planteo.