Psycho thriller en el que un joven taxidermista que vive con su ama de llaves conserva a su novia muerta y empieza a asesinar mujeres en un pueblo al norte de Italia. Destacar cómo la cámara al hombro de D’Amato le da un toque enfermizo. El gore explícito aparece cuando el protagonista saca los órganos y mutila a las víctimas. Sólo tres asesinatos muestra el film: el primero es una turista inglesa a la que le arranca las uñas antes de asfixiarla, el segundo es una joven que sale a correr y es mordida en la yugular y el tercero es su ama de llaves acuchillada.
D’Amato abandona la serie Emmanuelle nera y los films eróticos e incursiona en el psycho thriller con Psycho (1960) como modelo y la trama del Il terzo occhio (1966) como referente, el romanticismo alemán de fondo y los condimentos de la necrofilia, el vudú y el canibalismo para ser exploitation pura. Aún así es uno de sus films más “contenidos”. Lo cierto es que los asesinatos no pueden despegarse de la dinámica del testigo del giallo (el protagonista sólo mata cuando lo descubren con el cadáver de su novia). El registro bressoniano de la actuación de Kieran Canter sorprende por su involuntaria falta de expresión. Las escenas gore son tan minuciosas y luminosas como carentes de impacto. La ambientación en la región germano parlante del norte de Italia le agrega un matiz pintoresco. Y el film sólo se termina sosteniendo en la lógica de la pesadilla realista.