Drama en el que un médico de ambulancias lleva una vida caótica en New York. Hay varios paralelismos de este film con Taxi Driver (1976), el insomnio, la noche, las calles de New York, la obsesión por salvar a alguien y los lugares peligrosos de la ciudad, sin embargo el tono está más cerca de After Hours (1985). Scorsese trata un tema serio, salvar vidas, a través del humor (los extravagantes compañeros de ambulancia, el caos del hospital, los pacientes “regulares”). Cierta estética del cine de terror aparece en las voces que escucha el protagonista, en el fantasma de la chica que no pudo salvar, en los tenebrosos lugares a los que tiene que acudir y en el miedo a los llamados de la radio, sin embargo la intención no es asustar. La mezcla de alucinación y pesadilla (a causa de la droga), con la ambulancia a toda velocidad, los muertos que reviven y la inclusión de un flashback, resulta muy disfrutable. La historia de amor del protagonista con la hija de una víctima de un infarto se ve algo forzada, aunque tiene un buen momento cuando ambos caminan dormidos. La falta de progresión narrativa afecta un poco al film porque llega un momento en que depende exclusivamente de los llamados de radio y los personajes o situaciones que por ellos se presentan. El único momento de calma de la resolución logra cortar la monotonía. Más allá de que no termina de encontrar el tono justo, el film es un espectáculo visual y sonoro de primer orden.