Drama criminal en el que tres obreros de una automotriz roban la caja fuerte del sindicato al que pertenecen en Detroit. Si bien todavía le falta depurar su estilo visual, moderar las apariciones del humor y profundizar en la introspección, Paul Schrader ya da muestras de ser un director conciente que utiliza los moldes del género para dar hacer un film personal. Los tonos de la fotografía de más oscura a más clara, a medida que la corrupción queda expuesta (pero no resuelta), la simpleza con que se crea el suspense aumenta la desconfianza de los personajes y dan cuenta de la influencia de Bresson, Un condamné à mort s’est échappé (1956).