Historia de amor de un médico sin fronteras y una mujer que hace obras de caridad a lo largo de tres continentes y 10 años. El proyecto está mal encarado porque hay un conflicto de intereses entre el romance con toques de aventura y el drama de los refugiados del tercer mundo. Tampoco ayuda la incapacidad interpretativa de Jolie, la vistosa fotografía sólo paisajista, el mal gusto de mostrar un niño desnutrido digitalizado y la resolución a las apuradas. A esta altura semejantes características serían suficientes para enterrar al producto. Sin embargo la habilidad de Campbell para perfilar la historia de amor en algunos gestos, palabras y miradas le da sentido a la tragedia. La ambigüedad que desprende el retrato del personaje de Owen en sus concesiones y su frialdad aporta realismo. Y el escenario que presenta el film no es para nada complaciente en cuanto a focos de conflicto en los que es difícil distinguir las guerrillas, los militares y las agencias. Claro que si la historia de los refugiados hubiera sido tomada más en serio, sería un film completamente diferente. Campbell trata de diversificar su obra por fuera de los géneros de acción y el thriller con el mismo oficio de siempre.