Cuento de ciencia ficción en el que 40 adolescentes son llevados a una isla para matarse entre ellos hasta que quede uno en Japón en un futuro cercano. Adaptación de la novela de Koushun Takami. El film es un simple juego de cacería violento, pero bastante disfrutable. El sentido del humor se deja ver en los conflictos amorosos de los adolescentes y en los chistes que lanza el personaje de Takeshi Kitano. La película mezcla la histeria adolescente con el delirio fantástico en la misma línea que Suicide Club (2001). Aun con un body count tan alto, el film se toma el tiempo para mostrar casi todos los asesinatos entre los que se destacan el collar que explota en el cuello, la decapitación con hacha de la cabeza que sigue hablando, la ametralladora a boca de jarro y la puñalada en la entrepierna. Gore hay para elegir. Una idea atractiva es el plano subjetivo del arma del asesino. La cámara también mata. El desvergonzado uso de la música clásica durante los planos militares y algunas muertes y la delirante escena de Kitano reviviendo para atender el teléfono en la resolución hablan de las pretensiones del producto.