Fábula en la que una adolescente se casa con un aristócrata viudo en el siglo XVII contada por dos niñas en Paris en la década de 1950. A partir de una relectura adulta del cuento de Perrault y la modesta reconstrucción de época, Breillat ofrece otra disección de las relaciones de pareja destructivas. Si bien al principio, con el estatismo de la puesta en escena, las actuaciones algo proclamativas y la historia en el presente que parece que nada agrega, cuesta encontrar puntos atractivos, una vez que la pareja queda sola en el castillo estamos en el terreno que mejor domina Breillat: ella se niega a dormir en el mismo cuarto, él se esfuerza por complacerla y comienza el juego de poder. Por más joven, inocente e ingenua que sea una mujer, al momento que se convierte en independiente pasa a ser fatal. El rostro de Lola Créton resume la dulzura y malicia de su personaje. Recursos del cuento de hadas como la enumeración están presentes en la repetición de planos. Y el final shoqueante, fuera del cuento, cierra el círculo. Pese a los problemas de salud Breillat continúa filmando y explorando las relaciones autodestructivas entre mujer y hombre.