Aventura de ciencia ficción en la que una bella astronauta es enviada a un lejano planeta en busca de un científico perdido en el siglo XLII. Vadim tiene a su disposición los decorados más kitsch jamás concebidos en estudios italianos y unos chistes, referencias y doble sentidos sexuales de una banalidad militante. Sólo utiliza bien la música en un film cuyo concepto pudo haber sido genial. A medida que pasan los años es cada vez más evidente la inadaptación entre el estilismo superficial y la falta de timing del montaje de Vadim. Es el abismo que separa al cine clásico de la modernidad.