Comedia negra en la que dos payasos inician una lucha a muerte por una trapecista en Madrid en 1973. Luego de la mala experiencia en inglés de The Oxford Murders (2008), De la Iglesia vuelve a España y redobla la apuesta. Ya desde la secuencia de créditos que repasa íconos del siglo XX y el prólogo ambientado en la guerra civil española el film no esconde las intenciones de pastiche. Pero De la Iglesia queda expuesto a las limitaciones eternamente adolescentes de su cine (el embrutecimiento de los comportamientos, el personaje femenino siempre visto desde afuera, la imposibilidad de construir la fábula). Lo más grave de la puesta en escena repleta de parpadeos de la imagen, montajes histéricos y banda sonora a tope es la incapacidad para sostener el artificio. Cierto es que el humor alcanza cotas absurdas y que las referencias al expresionismo y al cine de Tod Browning no se ocultan, pero al momento de la resolución ya están agotadas. De la Iglesia ensaya una puesta en abismo. El problema es que sus films por lo general ya parten del abismo.