Bad Influence (1990)

Thriller en el que un yuppie se hace amigo de un joven psicópata que lo ayuda a progresar en el trabajo y con las mujeres en Los Angeles. Hanson muestra un excelente manejo de los estereotipos y la progresión narrativa como producto de una cinefilia consciente y abundante en la que la principal referencia es Hitchcock. Es una lástima que cuando el film se estaba pareciendo demasiado a Abel Ferrara decida cortar y adoptar un tono moral reaccionario. Igualmente se las arregla para mantener la tensión con un par de efectivas secuencias de suspense. De hecho los momentos más inquietantes se dan cuando el protagonista queda solo con su nueva “personalidad”.

Dada la premisa del film uno podría pensar que Rob Lowe interpretaría al chico bueno y James Spader al chico malo. Pero no, es al revés. Spader está muy bien, como siempre, con ese aire levemente ausente. Esa es parte de la versatilidad que le permitiría interpretar cualquiera de los dos papeles. El problema es que Lowe no puede hacer ninguno. Por más que mueva los músculos faciales, no sale nada de ahí. El guión de David Koepp es efectivo en un principio a la hora de encadenar acciones y conductas que definen caracteres y personalidades, pero una vez que tiene que forzar un asesinato y convertir al personaje de Lowe en un pesado cuya una misión en la vida es molestar al protagonista, se pierde toda la riqueza y credibilidad del film, por más que Hanson se esfuerce por disimularlo.