Drama en el que cuatro historias (un matrimonio americano de vacaciones en Marruecos, una mucama mexicana que cruza la frontera, dos hermanos marroquís que disparan un rifle y una adolescente muda japonesa en urge sexual) se conectan en tres partes del mundo. El film es la prolongación inevitable de Amores perros (2001) y 21 grams (2003) que muestra a las claras las posibilidades y limitaciones como director de Iñárritu. Por un lado, el aceitado dominio formal, la excelente fusión de música e imagen y el manejo del timing narrativo hacen soportable la sucesión de golpes bajos. Por otro, el alarmante vacío emocional de personajes y sostén filosófico de las historias genera una molesta sensación de complejidad y trascendencia para mostrar diciendo tan poco. Al menos en este caso la estructura narrativa no cae en la irregularidad de los episodios de Amores perros o la discontinuidad temporal de 21 grams. El segmento en Japón es el que más luce visual y narrativamente: las luces de los edificios de Tokyo expresan con simpleza el conflicto. Luego de tres films aclamados y populares puede decirse que el publicitario Alejandro Gonzáles Iñárritu es un tipo afortunado.