Historia de amor de una chica de trece años con problemas en la vista y un adolescente marginal en una playa de la región de Gironde, Francia. La película de Mysius es visualmente deslumbrante: la iluminación de la playa según la hora del día recorre toda la paleta de colores. Algunas pizcas manieristas propias del cine de Wes Anderson coartan el planteo en su mayoría realista de la historia. Y los estilismos sobre el final acompañan una especie de fuga policial que termina irónicamente con la celebración de una boda en el medio del campo. Parece que esa parte del film está de más. La piel desnuda en la playa, el juego de miradas, acercamientos y la secuencia de los cuerpos pintados era todo lo que necesitaba la pareja.