Drama en el que una consagrada pianista visita a su hija en su casa de campo en Suecia. Pese a que Ingrid Bergman se adapta sin problemas al esquema de Ingmar Bergman, a que la caracterización de Liv Ullman como hija resulta irreprochable (su forma de caminar, vestirse y peinarse), a que los flashbacks están insertados con delicadeza (planos amplios en los que la acción queda desenfocada) y a que hay una oportuno asomo del tercer personaje (el esposo) que sirve para situar la situación de la larga discusión durante la madrugada, el guión se encierra en una serie de lanzamientos de culpas entre los personajes y en unos reproches del pasado que hacen imposible hacer avanzar al film.