Cuento de terror en el que una pianista es llevada en secreto a una clínica manejada por adoradores de Satán en Kentucky. Girdler muestra inquietudes y predisposición para el género de terror, pese a los escasos recursos con los que cuenta. Pone luces y colores aberrantes mientras escenifica escenas de muerte con arañas y víboras en una piscina. Estamos en el mismo territorio que el horror regional de bajo presupuesto de S. F. Browning. Mientras tanto, el novio de la protagonista inicia unas frustradas visitas a la clínica e intenta convencer a un detective de policía de investigar el caso. Todo a la espera de un diablo de ridícula apariencia en la escena final de sacrificio ritual frustrado.