Cuento de terror en el que una mujer americana investiga el asesinato de su esposo antropólogo en un cementerio etrusco en Italia. Por más descabellado que suene el film tiene algo de la atmósfera y de la búsqueda de lo sagrado de Tarkovsky en Stalker (1979) o Nostalghia (1983). La partitura de Fabio Frizzi combina las marchas zombis de Fulci con la ópera rock de Goblin. El único momento realmente aterrador llega al final.