Drama criminal en el que un mafioso es arrastrado a la desgracia por su relación con su conflictivo hermano menor en Hong Kong. Los ecos del primer Scorsese, Mean Streets (1973), son corregidos y aumentados por la posesión del espacio que hace la puesta en escena. Los travellings frontales que entran a los lugares anticipan a Goodfellas (1990). La embriagante combinación de los colores de la fotografía, de la exactitud de la planificación, del hiriente montaje y de la intensidad de las actuaciones confirman a Wong Kar-wai como uno de los cineastas contemporáneos más excitantes. En este caso pone más énfasis en la profundidad de campo que en el off visual. Tampoco excluye la irreverencia al utilizar con sentido una versión en cantonés de la canción Take My Breath Away y volverla a incluir en la última imagen que pasa por la mente del protagonista.