Comedia romántica en la que un joven escritor comediante mantiene una conflictiva relación con su novia y es aconsejado por un colega mayor en New York. Allen intenta un regreso a los tiempos de Annie Hall (1977) y Manhattan (1979), con muchas escenas y situaciones calcadas. Resulta saludable que Allen ceda protagonismo a una joven pareja con los mismos conflictos de antaño. La aportación de la fotografía de Darius Khondji en formato scope cambia algo la planificación habitual de Allen. Jason Biggs comprueba que está para mejores cosas que American Pie (1999). Y Christina Ricci interpreta a una chica normal (dentro de los neuróticos esquemas de Allen). Lo mejor, como siempre, son los diálogos que recuperan el pesimismo existencial y el aplomo con que Allen conduce el relato. La película agrega cierta paranoia y algunos chistes post 11 de septiembre sobre comprar rifles para defenderse y la guerra química. Pese a que los personajes cambian, los gustos musicales de Allen no: Cole Porter, Billie Holiday, Diana Krall. Y cuando hay que poner algo nuevo, Moby. La resolución tiene la idéntica melancolía de Annie Hall y Manhattan. Pese a no poder dominar de quién enamorarse, la vida sigue. Allen culmina su arreglo con DreamWorks con un poco más de decencia que sus últimos trabajos.