Policial en el que un saxofonista busca a los responsables del asesinato de su manager y de una chica muda en Armagh, Irlanda del Norte. Neil Jordan se suma a la tendencia manierista de principios de la década de 1980 (Coppola, Wenders, Jarmusch, Beineix) con imágenes cargadas, densas y repletas de luces de colores. Pero su combinación del tedio existencial y de los esquemas del policial no se sostiene sólo con referencias religiosos o el trasfondo de la lucha armada. Por lo que el resultado deviene demasiado artificial.