Secuela de Alphaville (1965) en la que Lemmy Caution vaga por Alemania poco después de la caída del muro. Tal vez sea el film más lúcido de la última etapa de Godard. En este caso la relación con la Historia, la intertextualidad, el recorrido por el arte de un país y el arrebatador poder visual adquieren un sentido. El rostro pétreo de Eddie Constantine mientras contempla un paisaje desolador y aterrador es una imagen que ni la ciencia ficción más pesimista sería capaz de imaginar.