Comedia en la que una princesa escapa de una imaginaria república en busca del canciller del que está enamorada. El despliegue de aviones, de barcos y de humor slapstick resulta extraño para Bresson, pero muestra que su cine pudo haber sido un link perdido entre Buster Keaton y Jacques Tati. El cortometraje adopta una dinámica in crescendo en la que los mejores chistes quedan para el final.