Drama en el que una mujer casada y un hombre se conocen y se van a vivir juntos en una casa cercana al lago Ginebra en Suiza. Si bien al principio el film parecía repetir la cadencia y el balbuceo visual de Film Socialisme (2010), de a poco Godard va encaminado la propuesta. Si bien no llega a ser un film narrativo, la recurrencia de ciertos motivos, recursos, cuerpos y personajes le dan una estructura más coherente (es cierto que no puede hablarse de historia o trama, pero en comparación con el anterior, aquí la narración que parece lineal y clásica). Y pese a la discontinuidad absoluta del montaje, el film terminando encontrando un particular ritmo no exento de belleza. Da la impresión de a poco Godard le ha ido encontrando el gusto al juguetito tecnológico digital. Los colores saturados de la fotografía, las extrañas angulaciones y el pixelado por momentos crean imágenes hipnóticas. Sin duda es uno de los films de mayor poder visual de Godard. Aunque es cierto que está más cerca del videoarte que del cine.