Historia de amor policial en la que una estudiante de arte de París sigue a su novio marroquí en fuga luego del robo a un banco en 1975. Basada en una historia real. Benoît Jacquot recurre a una fotografía en video y en blanco y negro, la inmediatez de la puesta en escena y la economía visual y narrativa del punto de vista de la protagonista para realizar un vibrante relato de iniciación en el que se suceden el peligro, la fascinación, la incertidumbre y la decepción, bajo la búsqueda constante del amor. El viaje la lleva a España, Marruecos y Grecia. La sucesión de trenes, hoteles, aeropuertos lleva consigo una persistente sensación de desterritorialización. La película sin duda retoma el espíritu original de la nouvelle vague. Ya sea por el bajo presupuesto, el rodaje en locaciones reales o la constante sensación de descubrimiento. Tal es así que las imágenes de archivo de la época se cuelan en el montaje con absoluta naturalidad. El leitmotiv de un tema de Tangerine Dream que se repite a lo largo del film resulta muy oportuno. En el fondo la película también es una especie de cuento de hadas con terroríficos momentos como cuando la protagonista queda atrapada por un hombre que la contrata como niñera en Atenas. Jacquot aprovecha el momento para incluir un bellísimo primer plano de Isild Le Besco mientras su empleador trata de entrar a la habitación en la que ella se encuentra. Su rostro y actuación es otro de los puntos fuertes del film.