Comedia dramática en la que un profesor de física judío se encuentra con que su esposa le pide el divorcio en Minnesota en 1967. Luego de la vuelta a los primeros planos con No Country For Old Man (2007) y Burn After Reading (2008), los Coen realizan un film mucho más pequeño y personal. Tal vez en este caso sea más evidente la incomodidad del humor como producto de la caricatura de los personajes y el desplazamiento de la ironía como un efecto del espectador, pero aún así conservan la lucidez en la composición visual, el retrato de personajes y la inclusión del absurdo. Quizá sea el mejor film de los Coen en mucho tiempo. Luego de un prólogo que nada tiene que ver con la trama, unos créditos desconcertantes y una presentación arriesgada del personaje (a través del oído), realizan una operación de autoconfesión en la que quedan algunas ideas (la cuestión de la perspectiva a partir del protagonista parado en el techo de su casa), frases (“acepta el misterio” del padre coreano), imágenes (el rostro de la vecina a través de la puerta) y secuencias (el ritual religioso con el hijo drogado). Es saludable que los Coen continúen expandiendo su obra, pese a que no cambien demasiado.