Thriller de ciencia ficción sobre un policía encubierto adicto a las drogas en San Diego en un futuro cercano. Basado en la novela de Philip K. Dick. Cuesta evitar las molestas comparaciones con Waking Life (2001) en cuanto a la técnica de animación, pero no se puede dejar de decir que esta vez no funciona tan bien. Aun así, el film es la adaptación de Dick más consciente de su universo sobre la vigilancia, la adicción a las drogas, la paranoia y el cuestionamiento de la noción de identidad. Por otra parte, se trata del film de Linklater más oscuro y provocativo, como si intentara dejar atrás la amabilidad y la comodidad habituales. Pero no termina de desplegar la riqueza conceptual de la propuesta, ya sea porque el sentido de humor yonqui le juega en contra, porque los actores conocidos no ayudan o porque las elipsis narrativas desconciertan más de lo que refuerzan la idea de pérdida de identidad. Además, cuesta encontrar motivos para recurrir a la imagen retocada por la animación cuando la historia es tan realista como actual. El giro abiertamente político de Linklater con sus dos películas de 2006 queda a mitad de camino. Se muestra todavía temeroso de asumir el cambio radical.