Policial en el que la amante de un acaudalado cultivador de viñedos aparece asesinada en una casa de campo. Claude Chabrol ingresa a la industria del cine francés con el más puro artificio: la fotografía en esplendorosos colores, flashback de eventos sucedidos el mismo día, un personaje irreverente que viene de afuera y un crimen que recién aparece en el último tercio. La película es un híbrido estimulante entre la nouvelle vague y el cine clásico de Hollywood.