Drama bélico en el que un grupo de oficiales franceses trata de escapar de un campo de prisioneros en Alemania durante la primera guerra mundial. Gracias a no mostrar ninguna batalla o combate, a introducir la distinción de clases antes que la de nacionalidad, a incluir con sutileza y humor las fallas en el espejo, a humanizar los personajes en todo momento y a hacer un retrato de la muerte tan conmovedor como inevitable, Jean Renoir logra hacer tal vez el único film verdaderamente anti bélico de la historia del cine.