Cuento de terror en el que un paleontólogo se convierte en un asesino a causa de un pez primitivo expuesto a rayos gama que estudia en el campus de una universidad de California. Si bien el film anticipa uno de los escenarios predilectos del género de terror a venir (la universidad) y ya asume la dinámica del body count, todavía se mantiene en los límites de la ciencia ficción de la década de 1950, con los experimentos científicos que salen mal y el peligro radioactivo. Tal vez al principio a Arnold le cuesta encontrar el ritmo porque el protagonista investiga lo que espectador ya sabe y porque la transformación en el hombre primitivo es un poco ridícula, pero la resolución trágica es bella. A fines de la década de 1950, con films como este y The Fly (1958), el género de terror asumía la monstruosidad en carne propia. El puente hacia Psycho (1960) ya estaba construido.