Cuento de terror en el que un editor de videos viaja en auto, se cruza con un cazador de vampiros y, al ser mordido, decide ayudarlo en Arizona. La película obviamente está inspirada en Near Dark (1987), aunque el film de Bigelow sea mucho más violento y estilizado. También se alimenta de recientes éxitos como From Dusk Till Dawn (1996) y Vampires (1998). El dúo de cazadores interpretado por Kerr Smith y Brendan Fehr sólo es apto para frecuentadores de las series adolescentes americanas. En cuanto a los vampiros, Johnathon Schaech trata de poner algo de dignidad al producto, pero el par de vampiresas (una negra) carecen de entidad. En cuanto a los mitos sólo agrega una droga que pospone el efecto de transformación y la telepatía, que ya estaba presente en Nadja (1994). Las charlas de bar de carretera sobre la cultura pop y las generaciones desprenden resabios de los diálogos “ingeniosos” que recitan los mismos actores en sus series de televisión. Pese a algunas imágenes atractivas, la puesta en escena no puede evitar el montaje caótico y efectista. La banda sonora está repleta de heavy metal. Las dosis de sangre y sexo están excesivamente controladas. No vaya a ser que se ofenda algún telespectador desprovisto. Cardone sigue moviéndose en los límites de los estudios de Hollywood, la serie B y la independencia sin encontrar su nicho o lugar.