Cuento de terror y ciencia ficción en el que dos hermanas adolescentes quedan a merced de un virus que convierte en asesinos a los habitantes de un pueblo de California. Joost y Schulman abandonan sus films construidos a partir de cámaras en primera persona, pero continúan en el género de terror. Ahora con un producto de clase B que no intenta abrir ningún nuevo camino en el género. Luego de una primera parte descriptiva y funcional, la película se encierra en la casa de las protagonistas cuando se declara la cuarentena del pueblo. Allí, el pobre retrato de los personajes y el inofensivo coqueteo de una de las chicas con un vecino no ayudan a sostener la amenaza. No es que si salían de la casa el film hubiera sido mejor, pero al menos hubiera sacado mejor provecho del escenario. El pueblo parece sacado de ese estándar californiano algo desértico visto en Poltergeist (1982). El final un poco precipitado es testimonio de la falta de presupuesto o de los problemas de producción que derivaron el retraso de su estreno.