Cuento de terror en el que el dueño de una tienda de antigüedades recibe un artefacto que permite la inmortalidad en la ciudad de México. Del Toro realiza un original giro al tema del vampirismo. Sin descuidar las raíces del terror, humaniza la historia y ni siquiera tiene que mencionar la palabra vampiro. Ya en su ópera prima, Del Toro establece su posición ante el género como un creador de mundos fantásticos a partir de lo cotidiano en los que la belleza del horror no ciega el reconocimiento del dolor y la tristeza. Siempre se ubica del lado de los monstruos, los marginados y los olvidados.